No pude
creer lo que vierón mis ojos en ese momento. Gabriel habia sido decapitado!, vi
el resto de los huesos de su cuerpo sin el craneo. No pude contener el inmenso
dolor cortante en cuerpo y alma. y clame con todas mis fuerzas Gabriel… me pareció que mi voz resonava como
un eco en aquellas paredes funebres o talvés sólo en mi inconciencia seguia
repitiendo el nombre. oh no! como puede ser Gabriel…!
Mire en mi
alrededor allí presente y me parecio sentir la risa de los culpables, risas
sarcásticas que dibujaban sus rostros con las mascaras de la muerte. Señale al
culpable que me respondió con arrogancia y prepotencia diciendo “No sólo me dedico a esto, yo tengo otras
cosas importantes que hacer y sobre todo dedicación a mi familia y mis hijos”.
No logro
esplicarme estos graves hechos. Si bien la fuerza de las aguas del Río Marañón
volcarón la chalupa y por debilidad de
su corta edad, Gabriel sucumbió ante la feroz corriente. Junto a él, papá Marco, mamá Yanet Cristina y
su tío Samuel. Juntos desayunarón aquella mañana del 25 de enero en Chiriyacu,
luego viajarón a la Comunidad Aguaruna Yutupisa, allí compartierón la alegria
de la gente, de adultos y niños. Gábriel estaba alegre y muy contento compartiendo
con los niños de su edad, con el lenguaje proprio de los niños aunque con
idiomas diferentes. Jamás pudierón imaginar que al destino de sus vidas les
quedava poco tiempo.
Gabriel se
desprendió del abrazo de papá Marco y cada uno quedó a merced de la corriente,
en vano tratarón de juntarse y si bien espiritualmente estaban y estan juntos, del
infinito veían a sus cuerpos alejarse el uno más que el otro.
Mientras tanto
nosotros, viviamos con la deseperación en su busqueda, del alba al anochecer a
lo largo y ancho del río, junto a mí, personas especiales, familiares de los
demás desaparecidos y amistades que con el abrazo de cada día me daban ánimo a
no desmayar en su busqueda. A la distancia del poco tiempo, aún revivo el río
en mis sueños, despertandome bruscamente de orribles pesadillas.
Cuanto
quisiera que fuera una pesadilla lo que estoy viviendo, ver a mi inocente niño
devuelto por el rio casi incompleto, caer por segunda vez en las corrientes de
la inteligencia humana. Yo me pregunto quién a pedido la cabeza de Gábriel?.
Quién representa Herodías y quien Herodes que pide la cabeza de Juan Bautista.
Y para que fines. Sin autorización mía y
de la Embajada Italiana; Porque Gabriel Magnani es mi nieto y al mismo tiempo
ciudadano italiano.
No creo sea
utilizado para experimentos espantosos sea Médico como de Antropologia Criminal,
por el tiempo transcurrido tengo mis dudas y miles de pensamientos cruzan por
mi mente; sin embargo si así fuese, el
sacrilego perverso no quedará impune. Creo justo reclamar justicia y si esta
existe tendremos una clara y convincente explicación de los hechos, de lo
contrario el alma intranquila de mi nietecito decidirá en parte los destinos de
sus propios profanadores, que no permiten aún su descanso eterno.
Graviela Ruiz Pérez.
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