Bastó un disparo para desencadenar la sublevación y movilización de la comunidad inmigrante africana, sin precedentes en Italia; mostrado un mundo desconocido para quienes vivimos distantes; hoy sabemos que el trabajo estacional para la cosecha de naranja, tomates y otros productos agrícolas según la estación, emplea miles de trabajadores inmigrantes en su mayoria provenientes del africa y las condiciones de vida son peores que en su lugar de orígen. Se dice un infierno! Y por cierto las imágenes televisivas no mienten, nos muestran las casonas abandonadas, acondicionadas con viejas maderas y cartones, sin instalaciones de agua, de luz, y mucho menos gas. En todo el ambiente donde vivían reinaba la pobreza, en la cocina los alimentos escasos, colchones en el piso y la poca ropa que vestir. No hay comodidad! no hay riqueza! es un lugar donde no existe comodidad y mucho menos legalidad.
La única riqueza que tenían y tienen es la juventud y la energia espiritual que los permitía soportar el maltrato de los caporales.Imagínate sentir en la propia piel el trabajo exesivo de 12 o más horas de trabajo, en pleno invierno, ó en verano y en campo descubierto y por este tiempo de trabajo recibir la misera suma de 20 a 25 euros, de los cuales 5 para el caporal y 2 para el transporte y de propina el insulto con palabras de fuerte calibre razista. Neri di merda!.Es innegable la rabia que se alimentaba poco a poco, hasta explosionar con gritos de Basta Injusticia! Nublando la razón y como una ola de un temporal arrasarón rompiendo ventanas, votando los bidones de basura incendiando llantas y gritando a todo pulmón la rabia acumulada de años basta injusticia! Basta racismo!.
De lo más alto de la escala de la justicia se justifica diciendo tolerancia equivocada, por cierto se refiere a la condición de clandestinidad, a nuestro punto de vista la tolerancia es inversa, a favor de quienes se aprovechan de la condición de ilegalidad para su explotación en condición de esclavitud, con el chantaje. Obligados a sufrir en silencio, negados al reclamo, o a exigir un tratamiento humano, por la misma condición ilegal. La sublevación no es más que una respuesta a la injusta condición de vida y descriminación, mostrando en evidencia los lazos y control invisibles de la delincuencia organizada en un territorio de bienestar para pocos y el infierno para muchos.
Se lee en los diarios, se escucha en la radio y ve en la Tv. Que los ministerios competentes en materia de agricultura, de trabajo y del interior no son ajenos a la cruel realidad de esta región y que no se actúa con programas de legalizar o expulsar como dice la ley de inmigración porque esto puede ser mejor que dejar a la pobre gente a sufrir la esclavitud. Si no se hace y sí de verdad existe la tolerancia, es porque conviene a la economía italiana, a los propietarios de las empresas agrícolas y a miles de falsos trabajadores que ganan mucho más justificando la desocupación pagados por el Inps.
Las plantaciones de naranjas saben que sus frutos nutren a todos sin distincion del color y saben de la sensibilidad y cuidado que tenian las manos del recogedor, saben del odio, del racismo y del precio del sudor que con cuidado eran depositadas en los canastones. Extraña empatía con el dolor, las naranjas de Rosarno han perdido su sabor.
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