domingo, 24 de enero de 2010

Violencia de Color en Rosarno


No son los colores del arco iris que se combinan para dar resultados maravillosos en sus conbinaciones, tampoco son la violencia por el control del territorio que caracteriza a los animales; es la violencia entre seres humanos que por cultura se han identificado en blanco y negro. Esto sucedió en Rosarno un pequeño distrito de cerca 16 mil habitantes de la Región Calabria en el sur de Italia. Apenas pasada la visita de los reyes magos en el humilde pesebre de Jesús.


Bastó un disparo para desencadenar la sublevación y movilización de la comunidad inmigrante africana, sin precedentes en Italia; mostrado un mundo desconocido para quienes vivimos distantes; hoy sabemos que el trabajo estacional para la cosecha de naranja, tomates y otros productos agrícolas según la estación, emplea miles de trabajadores inmigrantes en su mayoria provenientes del africa y las condiciones de vida son peores que en su lugar de orígen. Se dice un infierno! Y por cierto las imágenes televisivas no mienten, nos muestran las casonas abandonadas, acondicionadas con viejas maderas y cartones, sin instalaciones de agua, de luz, y mucho menos gas. En todo el ambiente donde vivían reinaba la pobreza, en la cocina los alimentos escasos, colchones en el piso y la poca ropa que vestir. No hay comodidad! no hay riqueza! es un lugar donde no existe comodidad y mucho menos legalidad.

La única riqueza que tenían y tienen es la juventud y la energia espiritual que los permitía soportar el maltrato de los caporales.Imagínate sentir en la propia piel el trabajo exesivo de 12 o más horas de trabajo, en pleno invierno, ó en verano y en campo descubierto y por este tiempo de trabajo recibir la misera suma de 20 a 25 euros, de los cuales 5 para el caporal y 2 para el transporte y de propina el insulto con palabras de fuerte calibre razista. Neri di merda!.Es innegable la rabia que se alimentaba poco a poco, hasta explosionar con gritos de Basta Injusticia! Nublando la razón y como una ola de un temporal arrasarón rompiendo ventanas, votando los bidones de basura incendiando llantas y gritando a todo pulmón la rabia acumulada de años basta injusticia! Basta racismo!.

De lo más alto de la escala de la justicia se justifica diciendo tolerancia equivocada, por cierto se refiere a la condición de clandestinidad, a nuestro punto de vista la tolerancia es inversa, a favor de quienes se aprovechan de la condición de ilegalidad para su explotación en condición de esclavitud, con el chantaje. Obligados a sufrir en silencio, negados al reclamo, o a exigir un tratamiento humano, por la misma condición ilegal. La sublevación no es más que una respuesta a la injusta condición de vida y descriminación, mostrando en evidencia los lazos y control invisibles de la delincuencia organizada en un territorio de bienestar para pocos y el infierno para muchos.

Se lee en los diarios, se escucha en la radio y ve en la Tv. Que los ministerios competentes en materia de agricultura, de trabajo y del interior no son ajenos a la cruel realidad de esta región y que no se actúa con programas de legalizar o expulsar como dice la ley de inmigración porque esto puede ser mejor que dejar a la pobre gente a sufrir la esclavitud. Si no se hace y sí de verdad existe la tolerancia, es porque conviene a la economía italiana, a los propietarios de las empresas agrícolas y a miles de falsos trabajadores que ganan mucho más justificando la desocupación pagados por el Inps.

Las plantaciones de naranjas saben que sus frutos nutren a todos sin distincion del color y saben de la sensibilidad y cuidado que tenian las manos del recogedor, saben del odio, del racismo y del precio del sudor que con cuidado eran depositadas en los canastones. Extraña empatía con el dolor, las naranjas de Rosarno han perdido su sabor.



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