El financista y empresario Sahil Bloom rescató un libro de 1978, escrito por el neurólogo Dr. James Austin, donde este sostiene que hay cuatro tipos de suerte.
La suerte ciega, la del
movimiento, la del darse cuenta y la de la singularidad.
Al sobreviviente del Titanic,
que encontró un madero al que aferrarse a punto de ahogarse, lo favoreció la suerte
ciega.
La persistencia en investigar
sin detenerse, llevó a Steve Jobs a la creación de Apple: la suerte del
movimiento.
Cuando Alexander Fleming,
volviendo de vacaciones, notó un inesperado moho en una placa y descubrió la
penicilina, tuvo la suerte del darse cuenta.
Al inventar el original mundo
de Harry Potter, J.K. Rowling alcanzó el éxito mundial debido a la suerte
de la singularidad.
Basado en esto, Bloom creó un
nuevo principio, la navaja de la suerte, e introdujo el concepto de superficie
de la suerte, determinada por su tipo de suerte y el estadio en el que
estamos como individuos o empresarios: a mayor progreso, mayor superficie.
LA NAVAJA DE LA SUERTE ES UN
MARCO CONCEPTUAL QUE FUNCIONA SEGÚN LA TEORÍA DE LOS CUATRO TIPOS DE SUERTE.
Útil en la vida personal y en
los negocios, sostiene que al tener que tomar una decisión y elegir entre dos
posibles caminos, conviene siempre elegir el que tenga una mayor superficie de
suerte.
"La suerte es
lo que ocurre cuando la preparación coincide con la oportunidad".
— Séneca —
Cuando hablamos de suerte, en general nos referimos exclusivamente a la
suerte ciega, la suerte accidental que proviene del azar, independiente de
nuestros esfuerzos o nuestra trayectoria.
Típica de los primeros años de nuestra vida o nuestro negocio, aparece
aleatoriamente y su superficie es indefinible por naturaleza.
El segundo
tipo de suerte proviene de nuestro movimiento.
Al generar energía y trabajar creamos un ecosistema de suerte cuya superficie
se va ampliando durante nuestra primera juventud, o el desarrollo de nuestro
negocio.
Así, aumentamos nuestras oportunidades de toparnos con golpes de suerte.
El tercer tipo, la suerte del darse cuenta, aumenta aún más nuestra
superficie y las oportunidades de colisión con eventos inesperados benéficos.
Nuestra gran experiencia y profunda comprensión de lo que hacemos, nos vuelve
más hábiles para encontrar las oportunidades de suerte.
La suerte de la singularidad es independiente de nuestra edad o
experiencia y depende más bien de nuestros atributos personales de originalidad
que crean una superficie de atracción y que, incluso, hacen que la misma suerte
nos busque.
Así, al tomar una decisión, debemos preguntarnos qué opción presenta nuestra
mayor superficie de suerte e incrementar nuestras oportunidades de ser
afortunados.
"Descubrí que
cuanto más trabajo, más suerte parezco tener".
—Thomas Jefferson —
La
suerte en los negocios y cómo atraerla
Una empresa que recién comienza puede tener un inesperado éxito de ventas
debido a una ocasional mención que se ha hecho viral en las redes sociales.
Puede ser que por estar en el sitio correcto y con el producto correcto se
puedan disparar las ventas, como paso durante la pandemia para las personas que
estaban en el negocio de la venta de mascarillas.
La suerte no es lo mismo que la habilidad.
No podemos confiar en esta suerte ciega, ya que no está bajo nuestro control.
En cambio, expandir nuestra superficie de experiencia, construir una base de
habilidades que nos pueden beneficiar, son cosas que sí están en nuestro
control.
“ Cuanto mas
preparado estoy más suerte tengo” Erp.
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